A comienzos de esta semana, la Universidad Nacional de Tucumán fue sede del Foro Internacional de Bosques. En el encuentro, académicos de diferentes partes del mundo y referentes sociales y productivos debatieron sobre el uso de tecnologías en el monitoreo y gestión de bosques. “El objetivo era analizar cómo estas herramientas pueden contribuir a la sustentabilidad de los ecosistemas naturales”, explicó la propia UNT.

“Es muy bonito ver que, a pesar de las diferencias con los trópicos, existen paralelismos en la manera en que la biodiversidad responde a factores como la altura: árboles más bajos, plantas de crecimiento lento. Esa gran diversidad de especies es realmente impresionante”. coincidieron el peruano Fernando Carrera y el colombiano Simón Torres Gaviria, ambos pertenecientes a la Red Latinoamericana de Bosques Modelo, en una visita a LA GACETA.

Pero por encima de los halagos y los resultados de sus estudios y análisis, los biólogos también mostraron su preocupación, especialmente con el cambio climático. Según el biólogo colombiano, los fenómenos meteorológicos extremos ya se hacen sentir en distintas regiones. Los efectos impactan automáticamente sobre las especies. Con este problema, los especialistas apuntan a soluciones que deben empezar en la ciudadanía: una conciencia social profunda. “Tal vez se nos ha olvidado, pero los seres humanos también somos parte de los ecosistemas. Nuestro bienestar depende de que la naturaleza esté bien: la calidad del aire, del agua, la producción de alimentos, la salud. Los humanos no existimos en el vacío: comemos, producimos desechos, necesitamos medicinas. Todo eso se sostiene en procesos biológicos que, si se rompen, comprometen nuestra propia existencia”, aseguraron.

Quedó claro que mantener nuestro ecosistema en condiciones saludables depende de nosotros y también de lo que pueda hacer el estado para incentivarnos. ¿Es suficiente lo que se hace en Tucumán respecto a esto?

Si hablamos de bosques, en julio del año pasado la Subsecretaría de Desarrollo Productivo realizó el pago de aportes no reintegrables de la Ley de Bosques a la Fundación para el Desarrollo. Esta fundación implementó un Plan de Conservación en la Reserva San Pablo, el cual ya lleva cinco. A fines de 2023, en otra acción importante, casi un millar de personas se dieron cita en San Javier para la tercera edición del programa ambiental Conscientes que consistía en plantar 12.000 árboles de especies nativas para crear un nuevo bosque. En 2022, el mismo grupo había reforestado 3,5 hectáreas con 2.800 ejemplares. Además dispersaron 640.000 cápsulas de iSeeds (semillas modificadas con biotecnología) para sembrar un total de 44.000 árboles, incluso en zonas de difícil acceso, con la ayuda de drones. En total, la idea era reforestar 40 hectáreas del Parque Sierra San Javier.

No son las únicas acciones que configuran esa conciencia social que piden los expertos, pero nunca estará de más repetir la importancia de ellas y la necesidad de que se multipliquen.